El Peruano
Año 5. Edición Nº 269. Jueves 23 de agosto de 2018
DE PASEO
CIENEGUILLA

Puerta de escape

Para llegar a Cieneguilla basta con tomar la avenida La Molina hacia el este. Allí encontrará un lugar donde se puede respirar aire puro, un paisaje de ensueño con restos arqueológicos y buena gastronomía. Es un destino ideal para descansar y aprovechar sus bellas quebradas, lomas y ríos. Texto: Silvia Céspedes
El distrito de Cieneguilla se encuentra en el valle de Lurín, y su cercanía a la zona arqueológica de Pachacámac le da un toque milenario, al estar vinculada con el antiguo Camino Inca. En el distrito abundan los espacios al aire libre donde reposan numerosos clubes campestres con una oferta que pasa de la parrilla a campos deportivos, piscinas y hospedaje, ideal para un fin de semana. El entorno es propicio, además, para la práctica de deportes de aventura: escalada en roca, ciclismo, motocross, paseo a caballo y hasta canotaje en el río Lurín.
Agroecología
Con la finalidad de promover el turismo ecológico sostenible, en el 2007 se creó la Eco Feria de Cieneguilla, que reúne cada domingo a 20 productores del valle y de los distritos de Pachacámac, Huarochirí, Lahuaytambo, Antioquia y Chongos. Estos ofrecen productos agroecológicos, libres de pesticidas y cultivados solo con abonos naturales. Los productores que encontramos en la feria explican los cuidados y proceso de sus productos. Algunos ofrecen paseos por sus huertas o talleres.

Por la especial geografía, el valle mantiene las características de un clima de desierto subtropical, soleado durante todo el año, muy apreciado por eso. Pero la zona en general ofrece muchos atractivos que podemos recorrer. Para continuar la ruta de los chasquis del Tahuantinsuyo, basta con seguir hasta el kilómetro 37.5 de la carretera a Huarochirí para arribar al centro poblado rural de Santa Rosa de Chontay, donde está el camino inca, en los límites con Antioquia, otro poblado detenido en el tiempo.

La historia de este pueblo se remonta a la Colonia, época de la que queda la iglesia, que conserva el campanario original de 1794.

Los lugareños se dedican a la artesanía, trabajando las cañas y carrizos que extraen de las riberas del río. Con ellos elaboran cestas y esteras, arte que heredaron de sus padres.

Turismo cultural

Además del Camino Inca, otra zona arqueológica recomendable es Huaycán de Cieneguilla, donde encontramos orientadores culturales. Todos son pobladores aledaños, capacitados por el Ministerio de Cultura, que participan en las faenas de conservación y puesta en valor del sitio, que se sitúa a la altura del km 27.4 de la carretera de Huarochirí, entre el centro poblado rural de Huaycán y el de las Terrazas.

En Santa Rosa de Chontay se dedican a la artesanía, trabajando carrizos que extraen del río.

Este conjunto arqueológico, que posiblemente fuera construido por el grupo cultural Ychma, comprende al menos 18 hectáreas de edificación, construida aproximadamente entre el 900 y 1,450 de nuestra era.

Las construcciones utilizaban piedras gruesas como base de muros de menor grosor, que se encontraban enlucidos con barro en ambas caras. Destacan las plataformas con rampa y los patios con banquetas, así como los frisos de barro en bajo relieve con formas figurativas y geométricas, similares a las cenefas en la parte superior de los muros.

Un hecho que resalta es que en Huaycán se pueden apreciar en un mismo lugar los matices arquitectónicos que diferencian a la cultura Ychma de la Inca.

Hay otro detalle: los sitios arqueológicos de Huaycán y el de Molle (situado al otro lado del río Lurín, a 500 metros de distancia) formarían parte de un mismo conjunto. De hecho, el Qhapac Ñan pasa por el de Molle.

Sabor y tradición

Santa Rosa de Chontay cuenta con una rica gastronomía, y es que la presencia del río Lurín proporciona camarones con los que se prepara chupe, cebiche y otros sabrosos potajes; a estos se suman el “mancha pecho” o sopa seca. En el pueblo hay muchos restaurantes campestres, así como ferias de productos ecológicos que aportan los insumos.