El Peruano
Año 108 // 3ª etapa // 564 // Viernes 28 de setiembre de 2018
LECCIONES
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qichwa sonqo

Tres maestros de corazón quechua –qichwa sonqo– contradicen con su entusiasmo a quienes opinan que el antiguo idioma de los incas es una lengua en irremediable camino hacia la extinción. ESCRIBE: PAMELA PORTILLO # #
Estudié educación, la especialidad de lengua y literatura, dice Yensy Poma. “Y quería aprender quechua pues, aunque puedo hablarlo, no sabía escribirlo correctamente”. La gramática del quechua, eso le faltaba. “Esto me sirve para empalmar con mi carrera docente, porque cuando enseñaba a chicos de secundaria los temas del Perú como país multilingüe y pluricultural, siempre me quedaba con ese vacío”.

“Soy estudiante de Educación Intercultural Bilingüe y, ahora, el quechua me ayuda a enseñar a los niños en su idioma materno”, explica Franklin Gutiérrez. “Lo que pasa es que en la universidad nos enseñan quechua, pero solo unas pocas horas. Y acá es donde he aprendido más”.

Antes, sabía lo básico para comunicarme, pero ahora que tengo mayor conocimiento, ya les puedo entender y dialogar con ellos

“Mi padre es cusqueño y yo, de Cerro de Pasco. Siempre viajo al Cusco, allá tengo familiares que solo hablan quechua. Antes, sabía lo básico para comunicarme con ellos, pero ahora que tengo mayor conocimiento, ya les puedo entender y dialogar con ellos. Para mí es una satisfacción difundir el quechua como profesor, para revitalizar el idioma”, destaca Arturo Cabrera.

Yensy, Franklin y Arturo son los profesores –los yachachiqkuna– del diplomado internacional gratuito de quechua básico que imparte el Consejo Intersectorial para la Educación Peruana, en San Martín de Porres. Allí, los alumnos reciben material impreso y audiovisual para el aprendizaje fluido del segundo idioma oficial del Perú.

ACCESO GENERAL

El diplomado se desarrolla en las modalidades virtual y presencial. Y es ‘internacional’ porque también tiene participantes de Chile, Argentina y Bolivia, quienes se capacitan en línea y, luego de aprobar las evaluaciones, obtienen un certificado. “¡Tuvimos hasta un alumno de Rusia!”, comenta Cris Oré, directora administrativa de la institución organizadora.

Semanas atrás, el profesor Franklin estuvo en el norte de Chile. Viajó para entregar certificados a un grupo de alumnos que habían culminado el curso básico conectándose con sus maestros gracias al internet. Visitó Atacama, una pequeña comunidad que, coincidentemente, tiene un nombre quechua: Inti Wañuy, es decir, “cuando el sol se oculta”.

“Allá, al menos en esa parte de Chile, tienen interés de aprender quechua –resalta Franklin–. Los participantes son padres de familia que quieren conocer la gramática del quechua, cómo está estructurado, porque hay personas que sí lo saben hablar”. No sorprende: recuérdese que el quechua fue el idioma más hablado en América del Sur antes de la invasión española y que, cinco siglos después, todavía lo emplean millones de personas en el Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Ecuador y Colombia.

A principios de este mes se hizo la ceremonia de clausura del curso de quechua básico y entre los flamantes ‘graduados’ había ingenieros, contadores, abogados, músicos, comunicadores, estudiantes universitarios, un conjunto variado de nuevos hablantes cuyo entusiasmo parece contradecir en voz alta a quienes afirman que el quechua es una lengua en vías de extinción.

EN ACCIÓN

En ese escenario marcado por la buena ‘vibra’, Yensy Puma resalta los logros de sus alumnos: “Hay ‘chicos’ que trabajan en el interior y otros que están estudiando cátedras de salud y tienen que hacer el Servicio Rural y Urbano Marginal de Salud (Serums) en provincias. También se matricularon profesionales de la salud que ya han ido a provincias y no sabían cómo explicar a sus pacientes las recetas y los cuidados que debían seguir y se sentían impotentes por no saber el quechua –relata Yensy–. Por eso vinieron”.

El esfuerzo de los maestros de quechua coincide con los ejes de trabajo intercultural que impulsa el Poder Ejecutivo. Por ejemplo, la viceministra de Interculturalidad del Ministerio de Cultura, Elena Burga, declaró recientemente, respecto a los resultados de los Censos Nacionales 2017: “El reto es seguir trabajando para que, hacia el Bicentenario, hayamos avanzado en la atención del 30% de peruanos que se autoidentifican como parte de un pueblo indígena y de la población afroperuana”.

Como insumo para definir políticas públicas y tomar decisiones de gobierno, “los resultados del censo ayudarán a cerrar brechas, pues la intervención de los sectores Salud, Educación y Agricultura, entre otros, deberá priorizar la atención a la población indígena”, destacó la funcionaria. Sin esperar retribuciones especiales –quizás solo el aprecio de sus alumnos y un trato adecuado, en todo sentido, por parte de sus empleadores–, Yensy, Franklin y Arturo ya se han sumado a esta tarea.