El Peruano
Año 108 // 3ª etapa // 568 // Viernes 26 de octubre de 2018
EXPERIENCIAS
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LECCIÓN EN LA PLATEA

Relatos de Ricardo Palma sobre el naciente Perú republicano suben al escenario con el montaje de Entre ollas y cañones, experiencia que combina evocación, entretenimiento y aprendizaje para grandes y chicos. ESCRIBE: KATERINE PUMA # #
“Monstruosidades”, “Abominación en cuatro actos”. Haciendo una suerte de riguroso mea culpa, Ricardo Palma describía con estos términos a sus textos dramáticos en la segunda mitad del siglo XIX. El narrador que años más tarde nos legaría sus emblemáticas Tradiciones Peruanas parecía implacable consigo mismo.
EN TEMPORADA
A partir de hechos históricos, Entre ollas y cañones trae a escena a personajes como el libertador José de San Martín y los expresidentes Ramón Castilla y Felipe Santigo Salaverry. Actúan José Medina, Keibi Kreimer, Carlos García, Mayra Loaiza, Walter Huallpa, Fernando Petong y Rafael Sánchez-Mena. La obra se presenta los sábados y domingos (16:00 horas) hasta el 4 de noviembre en el centro cultural Ricardo Palma (Av. Larco 770, Miraflores).

Sin embargo, los habitantes de esa Lima en tránsito lento de la Colonia a la República gustaban del teatro y no coincidían con los calificativos de Palma. Por el contrario, las representaciones teatrales de sus escritos arrancaban aplausos y ovaciones.

Hoy, a tres años del bicentenario de la Independencia, cinco relatos tomados de Tradiciones Peruanas llegan al teatro con Entre ollas y cañones, el montaje que invita a recrear tiempos y espacios del país que le tocó vivir a Palma.

CON LIBERTAD

Con un traje color café, corbata michi y las doradas gafas tipo Quevedo que distinguían a don Ricardo, el actor y director Rafael Sánchez-Mena no solo da vida a nuestro mayor tradicionalista, sino que adapta un espectáculo pensado para toda la familia.

‘Padre Pata’, ‘Con días y ollas venceremos’, ‘Al pie de la letra’, ‘Carta canta’ y ‘La historia de un cañoncito’ son las historias escogidas por Sánchez-Mena para esta puesta en escena. “En principio, mi intención era que las tradiciones seleccionadas fueran exclusivamente sobre temas militares; sin embargo, relatos como ‘Carta canta’ se fueron ganando un espacio. Si bien son textos cortos, al adaptarlos acojo temas y personajes con libertad suficiente como para que entablen una conversación”, aclara.

En sintonía con el público, y con el tono de un narrador que anuncia las historias que los espectadores verán a continuación, el personaje de Palma fluye con un sentimiento auténtico, como si fuese el abuelo que cuenta historias del Perú republicano a sus nietos. El auditorio, atento a su voz paternal, aprende mientras ve cómo las tradiciones se materializan en el escenario.

El director comenta que, escena por escena, los niños en la platea pueden percibir que las injusticias y las pasiones son humanas. En ‘La historia de un cañoncito’, por ejemplo, se aborda el tema de la entrega de regalos a cambio de favores personales. Y mientras que el tamaño del cañoncito y la curiosidad de los asesores del presidente Ramón Castilla llaman la atención del público joven, los adultos están más atentos a la profundidad del mensaje político que encierra la historia.

El auditorio, atento a su voz paternal, aprende mientras ve cómo las tradiciones se materializan en el escenario

Ambas percepciones, infantil y adulta, son parte de una misma experiencia: el aprendizaje. El teatro es una puerta para ello, la que da paso al vehículo de la enseñanza, afirma Sánchez-Mena.

El educador Fernando Ruiz Vallejos considera que por medio de la narración, la voz, la denotación y la connotación, se puede despertar el interés del alumno, buscando la conexión entre el estudiante y el tema por desarrollar.

La experiencia del aprendizaje brinda la posibilidad de tener presente la obra de Palma y retomar reflexiones acerca de la idiosincrasia, el machismo y la pasión por el poder, problemáticas que persisten.

MEMORIA

En la tradición ‘Un virrey y un arzobispo’, Palma explica el objetivo de sus relatos: que la juventud ‘recupere’ la memoria y, de esa manera, le asigne forma a un pasado que desconoce, explica Mario Granda Rangel, profesor de literatura latinoamericana.

En la puesta de Entre ollas y cañones, uno de los relatos que más conmueve es ‘Al pie de la letra’. Los pequeños espectadores, con ojos brillosos, observan cómo el modesto capitán Paiva se mete en aprietos por no entender las frases que emplea, con sentido figurado, el general Felipe Santiago Salaverry.

Estar conectado con el pasado resulta difícil sin tomar lecturas como las de Palma u obras teatrales como las que inspira. Nadie desea una generación con la torpeza del capitán Paiva ni ciudadanos incapaces de entender mensajes que subyacen bajo el texto de las realidades concretas. Quizá el teatro sea una oportunidad para evitar un destino como ese.