La obra de microteatro Brujas de Cachiche, escrita por Ale Reyes Freitas, toma como excusa un tema sobrenatural para navegar por un tópico social más vigente que nunca. Y ese fue uno de los motivos por los que la actriz Cindy Díaz, una de las protagonistas, se sumó al proyecto y habla sobre este con tanta pasión.
La artista vuelve a la idea del primer párrafo. Sabe que no es cierto que ahora las mujeres estén más seguras. Y, como evidencia, repasa esa terrible cifra que dicta que en los primeros nueve días del 2019 han muerto cinco mujeres a causa de feminicidios. No puede disimular el asco y el miedo al hacer esa suma mortal, pero intenta hallar un alivio en su trabajo.
Cindy cree que el teatro, como una rama más dentro de la educación, es parte fundamental de la respuesta. Basa esta teoría en una experiencia reciente ligada a la obra y no en una simple especulación. Dice que, en la primera función de la temporada, una madre vino con sus tres hijas, muy pequeñas todas ellas.
Ambas miran al público, sabiendo que esto último es una lamentable mentira y que la cosa, en los hechos, continúa empeorando
Las niñas se pasaron toda la semana repitiéndole el subtexto de la historia a la mamá, reflexionando desde la inocencia lo importante que es el amor propio antes que el amor de una pareja. Esa familia ha regresado a ver nuevamente la obra y la actriz encuentra en eso la recompensa que todo profesional busca en una época tan convulsionada.
Ella reconoce que siempre tiene en mente este tipo de situaciones al momento de escoger sus papeles, lo que se ha convertido en una especie de “punto débil”. Sus personajes tienen que tocar temas sociales y no deben irse por el camino fácil, el del cliché. Debe ser por eso que le tiene tanto cariño al cine independiente, esa categoría en el que el peso siempre está en las historias personales que mueven la trama y no en las explosiones del blockbuster.
Otro motivo para aceptar ese papel en Brujas de Cachiche fue el lado paranormal que ofrece ponerse en la piel de una aspirante a bruja, de esas que hacen amarres. La actriz no cree en ese tipo de hechizos, pero sí cree en las energías que no podemos ver.
“No es una idea descabellada y no está lejos de la ciencia”, sostiene sobre las energías y las vibras. A pesar de eso, Cindy afirma que el amor no se puede atraer, pero la maldad sí, por lo que los amarres le parecen un engaño para los ingenuos.
Lo que sí se toma en serio es la carta astral y la creencia de que el hombre hace su destino, compartiendo el mundo con un todo que incluye a la luna y las estrellas, así que eso suma. Cabe decir que no tiene rituales o cábalas antes de actuar, más allá de persignarse si siente que será una noche difícil.
La facilidad con la que cita todos estos temas místicos viene de la investigación necesaria que se da durante los ensayos. Lo paranormal se volvió un tema de estudio en el que pudo enfocarse en su totalidad, ya que lo otro, el aspecto social, es algo que de por sí vive todos los días. La independencia de la mujer no es una lectura, es una tarea que Cindy comparte con todos los que vayan a ver la obra. Y en general, con todos los que quieran mejorar las cosas.